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Peripecias de las editoriales universitarias (1)

INTRO

Muchos de ustedes conocen que -además de mis actividades como docente y diseñador- mis días también transitan por una tarea de representación vinculada a la política universitaria, en la Escuela.
En mi rol de Consejero Docente, habitualmente me veo involucrado en el tratamiento y votación de un sinnúmero de temas académico-políticos. Hasta aquí, nada muy nuevo...
Valga decir que, por razones que ni yo mismo me he puesto a pensar, habitualmente no recurro al blog para publicar opiniones o certezas acerca de los temas vinculados al Consejo.

Este post es la excepción. Con él inauguro un tema nuevo en el Blog, bajo el nombre de "Proyectos", que me dará espacio para publicar temas que no caben en ningún otro establecido.

Bien. La cuestión es que, concretamente, sobre lo que quiero hablar hoy es sobre un proyecto presentado para la creación de una Editorial, en el marco de la Escuela de Ciencias de la Información. Tal vez escribiendo públicamente sobre el proyecto -que no es mío, sino de otro consejero- pueda clarificar un poco mi posición al respecto, por supuesto.. contando con el inestimable aporte de todos aquellos que visitan mi weblog y quieran opinar al respecto.

Vamos a entrar en materia, entonces..

LA SEGUNDA FUNDACION... DE LA EDITORIAL DE LA E.C.I.

Una primera cuestión a apuntar, es que el proyecto que se ha presentado hace días en el Consejo, no daba cuenta -en primera instancia- de la pre-existencia de una Editorial en el marco institucional de la Escuela de Ciencias de la Información, creada durante la gestión directiva del prof. Ulises Oliva.

Este hecho, que finalmente ha sido incorporado al tratamiento junto con el nuevo proyecto, marca un escenario imposible de soslayar: No se puede crear algo que ya está creado. (Tal vez algunos de mis lectores no comprenden acabadamente el alcance de esto, pero valga decir -como orientación breve- que en el marco de la Universidad Pública las decisiones que se toman institucionalmente se formalizan a través de resoluciones. Estas resoluciones están vigentes, en la medida que no sean derogadas por una nueva decisión. Por lo tanto, si ya hay una Editorial creada formalmente -más allá de que no esté en funcionamiento- no se puede crear otra. En todo caso, se derogará la resolución anterior, y se aprobará un nuevo proyecto. Pero... como digo, este entuerto ya está casi resuelto).

Con esto en mente, es necesario entonces debatir -y, por cierto, hay varias opiniones involucradas- sobre las características que debería adoptar esta "segunda fundación" de la Editorial de la Escuela de Ciencias de la Información. Yo plantearé aquí algunas ideas generales que danzan en mi mente.

POR QUE OPINO, LO QUE OPINO.

Debo compartir también el por qué de mis opiniones en materia de editoriales universitarias, ya que el tema no me resulta en absoluto ajeno.

Entre mis experiencias profesionales atesoro algunas cuestiones no muy conocidas por mis lectores habituales. Y entre ellas se cuentan mis nueve años de trabajo (toda una vida!) en la Dirección General de Publicaciones (DGP) de la Universidad Nacional de Córdoba. Durante todo ese tiempo, si bien mi trabajo se encontraba fuertemente vinculado al diseño, y al diseño editorial en particular, alcancé a vivenciar y aprender muchas cuestiones que hacen a los aciertos y fracasos de los proyectos de editoriales universitarias, no solo en el país, sino también en perspectiva latinoamericana.

No pretendo aburrirlos contando mucho acerca de esos años, pero si quiero mencionar un hecho que -hasta el día de hoy- me marca, y potencia mis ideas actuales sobre la edición.

Hace ya unos cuantos años, desde mi trabajo en la DGP, fuimos -juntos con otros invalorables compañeros, no solo de Córdoba, sino también de Misiones, La Plata, Cuyo.. y tantos otros- una especie de pioneros intentando fundar lo no-fundado: una Red que agrupara a todas las editoriales universitarias argentinas, para lograr mejores condiciones de producción y distribución de libros producidos en Universidades Públicas de Argentina. Como resultado de ese esfuerzo nació la REUN - Red de Editoriales de Universidades Nacionales.

La REUN, después de ver correr mucha agua bajo el puente, aún sobrevive y constituye una experiencia de primera mano para consultar y no cometer -al menos- los mismos errores que se cometieron en el pasado. Mis vínculos con la REUN, a pesar de ser menos fluidos de los que me gustarían permanecen intactos, y es desde ese lugar y desde esa historia, personal y colectivo, que voy a escribir lo que opino...

¿PARA QUE CREAR UNA EDITORIAL UNIVERSITARIA?

En general, la primera pregunta que uno debería responder a conciencia es... ¿para qué crear (o refundar, en este caso) una editorial universitaria?

En la mayoría de los casos, las respuestas parecen simples, múltiples y positivas. El siguiente listado es un suma de posibilidades:

- para difundir la producción intelectual de las universidades.
(Téngase presente que una función, no siempre obvia, de la Universidad es crear conocimiento, no solamente transmitirlo).
- para poner en el mercado obras que, de otra manera, no verían nunca la luz, ya que pueden no resultar interesantes (léase "rentables" para los editores privados). Y digo "mercado", sí... no le temamos a la palabra, a pesar de mencionarla en el contexto de la Universidad pública).
- para producir obras sin fines de lucro, de manera que puedan lograrse libros de costos accesibles para los universitarios y la comunidad en general.
- para revalorizar "la cultura del libro", como una oposición intelectual a "la cultura de la fotocopia", permitiendo de esa manera el acceso a la obra original y no a versiones recortadas y bastardeadas, remedos de aquello que dio origen a la copia ilegal.
- para dignificar la producción intelectual y los derechos que de ella se derivan, combatiendo desde lo positivo a la "cultura de la piratería".

Estos son, así resumidos, "las grandes intenciones" de la creación editorial universitaria, pero también... hay otras intenciones. Intenciones que inevitablemente suelen venir ligadas (y a veces encabezan) las aspiraciones de las instituciones y las personas detrás de ellas. Entonces, uno puede pensar -con un razonable viso de realidad- que las editoriales universitarias también se crean:

- con la intención de generar un espacio de poder. Todos lo sabemos, el conocimiento es poder, y publicar es "hacer público" ese conocimiento. Por lo tanto, quien tiene el poder de definir quién y qué se publica coparticipa de una cuota importante de poder en el establishment intelectual de la época.

- con la intención de que los docentes e investigadores, convertidos en autores por la gracia de la Editorial, puedan seguir sumando antecedentes en sus curriculums de manera de poder aspirar a más o mejores puestos o posicionamientos dentro de su campo de conocimiento. Esto también, creo, es conocido por todos... En el ámbito académico, publicar es sobrevivir. Y esto vale el doble, en el caso de los investigadores.

LOS GRANDES PELIGROS DE UNA EDITORIAL UNIVERSITARIA

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